Andréi Chikatilo
Javiera Chávez
Poulett Inostroza
Matías Provoste
Andréi Chikatilo
“El destripador rojo”
Nacido un 16 de octubre en 1936 en Yáblochnoye (actualmente Ucrania) Románovich Chikatilo fue catalogado como el peor asesino serial de ese país en ese entonces. Desde su infancia era introvertido, inseguro y acomplejado por su miopía, tenía una timidez con las mujeres, algo que le pasó factura en una relación adolescente, la cual se rompió por su impotencia sexual.
Años después tras graduarse como maestro comenzó a sentirse atraído por las menores de 12 años y se colaba en los dormitorios de los dormitorios de las residencias de estudiantes para masturbarse mientras observaba a los niños.
En 1978, en el mes de diciembre se topó con Yelena Zkatnovo, una niña de 9 años que estaba en una parada de autobús. El hombre siendo amable le ofreció un chicle y empezó una conversación con la niña. Cuando vio que ya se había ganado la confianza de esta, la invitó a una vivienda que había comprado en un lugar apartado de la ciudad. Chikatilo forcejeó con la víctima y acá fue donde se dio cuenta de que la situación lo satisfacía, dos días después dejó el cuerpo de la niña en un río cercano, este estaba mutilado y además tenía lo que sería el sello de este asesino, le había sacado los ojos. Cuando lo investigaron él confesó que sacaba los ojos porque creía que el ojo podía guardar la última imagen que le persona había visto.
Tres años después su segunda víctima era una joven de 17 años que ejercía la prostitución. Chikatilo se topó con la chica en una estación de trenes, la llevó a una zona apartada he intento tener relaciones con ella. Cuando no pudo, sacó el cuchillo que siempre cargaba en su maletín y la asesinó. Según el psiquiatra Alexandre Bukkanovsky, el doctor que logró su confesión, Chikatilo utilizaba el cuchillo como si fuera su miembro supliendo sus frustraciones sexuales.
Se dice en los libros que hablan de Chikatilo, que tiene muchos traumas desde muy pequeño. Uno de ellos era que alguien se comiera su cuerpo, esto según los biógrafos de su vida porque su madre se había comido a su hermano mayor, Stephan, antes de que él naciera. No se sabe si es una historia real, pero causaba terror en Chikatilo. También cuentan que otros episodios habrían afectado la conducta de Andréi. Se cree que el joven pudo haber visto como un soldado alemán, cuando Ucrania fue invadida por los Nazis, abusaba sexualmente de su madre. También, lo marcó el hecho de que su padre fuera despreciado por la comunidad y acusado de traidor al Gobierno Soviético cuando regresó de la guerra en 1949. Estos dos episodios marcaron al joven y no de la mejor manera.
En los años siguientes su modo se asesinar fue similar, conocía a sus víctimas, las convencía de ir a un lugar más apartado y allí asesinarlas. Sus presas eran niñas, adolescentes, niños y personas con problemas mentales que solía conocer en las estaciones de trenes y buses. Algunas veces, este criminal extraía algunos órganos y se los comía. También, muchas veces les cortaba los genitales a los niños.
En ese entonces, Chikatilo ya no era un profesor y trabajaba para una compañía de construcción algo que le permitía seguir cometiendo sus terribles crímenes. Para el año 1984 había cobrado la vida de 24 personas.
Después de encontrarse con la Policía decidió que lo mejor era esperar un año para seguir cometiendo sus crímenes. Así que en 1985 volvió a matar personas. Cinco años después, las autoridades empezaron un operativo para atraparlo.
Durante varios días, los policías habían intentado de todas las formas tener una confesión de Chikatilo. Al ver que no tenían respuestas decidieron utilizar al psiquiatra Alexander Bukkanovsky, quien había estudiado el perfil psicológico del asesino por varios años y en 65 páginas describía a detalle todas las características del detenido.
El psiquiatra le comenzó a leer todo lo que él había descubierto de su perfil. Al ver su vida en esas hojas Chikatilo se puso a llorar y dijo: “Si, soy yo”. En ese momento también confesó haber asesinado a 56 personas entre niños, niñas y mujeres.
Después de su confesión, ayudó a encontrar los restos de muchas de sus víctimas y realizó con dibujos la reconstrucción exacta de sus crímenes, dejando a los investigadores asombrados. Durante sus juicios, Chikatilo intentaba hacerse pasar por una persona demente, insultaba, exhibía sus partes y decía incongruencias. Dicha estrategia no le sirvió y en octubre de 1990 fue condenado a muerte por el asesinato de 53 personas entre los 9 y 45 años.
El 14 de febrero de 1994, el asesino serial más sanguinario de la Unión Soviética murió en el sótano de la prisión de Rostov, ejecutado por un guardia con un disparo en la nuca.
“¡NO ME VUELES LOS SESOS! ¡LOS JAPONESES QUIEREN COMPRARLOS!”
Supuestas últimas palabras de Andréi Chikatilo.
Bibliografía
https://www.elindependiente.com/sociedad/2020/03/14/los-siete-asesinos-en-serie-mas-crueles/
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